POR UN CONSUMO RESPONSABLE

¿Qué desastre de sociedad es ésta, que mide su grado de bienestar en relación al incremento o descenso de su consumo?

El consumismo representa el modelo de sociedad en que vivimos. A algunos quizás os podrá parecer exagerado, pero yo personalmente he llegado a la conclusión de que hay muchísima gente que necesita consumir para sentirse «feliz y satisfecha».

Creedme de verdad que todo este consumismo desenfrenado nos afecta muy consecuentemente en lo ambiental, económico y social de manera devastadora. Y es que ahora mismo el nivel de insostenibilidad sobrepasa límites.

Algunos grupos y asociaciones (cada vez más) intentan con muy buena voluntad incidir en la necesidad de una reeducación social, y aunque sus planteamientos son bien acogidos por todo el público en general, muy a menudo estos colectivos se topan una y otra vez con las travas e impedimentos de una administración subordinada a intereses económicos, que como bien se sabe, suelen ser casi siempre opuestos a los de la idea de una sociedad responsable.

La clave está en conseguir el mayor equilibrio y armonía posible entre desarrollo económico y respeto social y del medio.

En este sentido debemos de seguir trabajando con la convicción y firmeza de que debemos mejorar socialmente y tenemos que emplearnos en ello.

¿Qué hacer?

Debemos empezar con hacernos a la idea de que jamás podremos cambiar el estado general de cosas si antes no cambiamos nosotros mismos nuestros hábitos y actitudes:

● Hay que mentalizarse de que es aquello que de verdad necesitamos comprar; con algo tan simple como elaborar una lista de compra obtendrás una idea organizada de lo que realmente necesitas, además serás mas rápido y efectivo en tu visita a las tiendas y ahorraras dinero porque a la vez evitaras las “compras tontas”, es decir, aquellas no programadas y que generalmente acaban resultando de muy poco provecho.

● A la hora de hacer tus listas se inteligente y compara entre distintas marcas de un mismo producto; elige aquellos que ofrezcan un precio razonable según a su calidad y a la incidencia que pueda tener para el medioambiente y la salud la compra o consumo del mismo.

● El pequeño comercio y las tiendas tradicionales suelen ofrecer por lo general productos mas adecuados según a lo comentado en el punto anterior que las grandes superficies.

● Los productos artesanales están elaborados generalmente mediante procesos más responsables con el medio ambiente. Además, el personal empleado en el proceso de elaboración de sus materias primas y posterior transformación esta más respetado y considerado en lo laboral, ya que no es esclavo de los sistemas de explotación impuestos por las grandes cadenas de distribución y multinacionales.

● Los productos ecológicos son los más completos en este sentido. A la hora de comprar elije estos frente a los de comercialización más común.

● Todas las compras son muy importantes, pero hay que prestar especial atención en lo que se refiere a las destinadas a la alimentación. Por mi experiencia en este sector os puedo asegurar que hay multitud de alimentos que están compuestos con cantidad de materias añadidas artificialmente, así como conservantes y colorantes que se emplean con la finalidad de presentar en el mercado productos económicamente muy competentes pero que a la vez resultan poco saludables para nuestro cuerpo.

● Ten cuidado con los sellos de calidad y denominaciones; en algunos casos no son lo que parecen y pueden resultar una estafa para el consumidor muy a menudo consentida legalmente. Por ejemplo hasta no hace mucho tiempo nuestro legislador permitía la denominación de aceite puro de oliva para designar al que actualmente se denomina, llanamente, aceite de oliva, que no es otro que aquél que contiene una parte de aceites de oliva refinados y otra de aceites de oliva vírgenes; y que, obviamente se diferencia de aquéllos de calidad superior (el aceite de oliva virgen extra y aceite de oliva virgen) con los que normativamente se les permitía, injustamente, competir en pureza.

● Rechaza la comida basura; Los productos autóctonos y tradicionales forman parte común de nuestra Cultura y constituyen por tanto la «marca» particular de nuestra Identidad. No dejes que desaparezcan.


Publicado por Jesús Calabuig