¿HAY UN ECOLOGISMO SENSIBLE A LO ESPIRITUAL?

A primera vista, las preocupaciones ecologistas son un ámbito vedado a la experiencia espiritual. Sus intereses se centran en el cálculo, la planificación, los modelos y las previsiones estadísticas de los impactos medioambientales como medio para racionalizar nuestra interacción con la naturaleza. Oponiéndose a tal planteamiento, este trabajo nos permite atisbar la posibilidad de un ecologismo sensible a lo espiritual, donde los elementos suprarracionales de la realidad ocupan una destacada posición, al tiempo que el reconocimiento de esta dimensión se transforma en una de las más ventajosas posiciones para la conservación del entorno.

El Ecologismo Integral exige la presencia de la dimensión espiritual del hombre y, en rigor, el pensamiento izquierdista es un enemigo declarado de dicha dimensión.

Para la derecha 'liberal' la dimensión espiritual se reduce poco más que a una coartada soteriológica para ennoblecer en alguna medida el arte de los negocios. Y por lo que hace a su sensibilidad ecologista, ésta es sencillamente nula.

El Ecologismo Integral asume los presupuestos del ecologismo básico, racional, y los complementa a partir de la toma de conciencia de la dimensión espiritual del ser humano.

El Ecologismo Integral plantea una reivindicación de la naturaleza en función del poder de evocación que ésta ejerce sobre los misteriosos resquicios del alma humana.

La versión fuerte del Ecologismo Integral pretende que no hay un entorno natural mejor conservado que el de aquellos lugares que son tenidos por sagrados.
Texto de Juan Ramón Sanchez Carballido